Lo dejaré todo: Se avecina la tormeta

Wednesday, June 11, 2008

Se avecina la tormeta

Capitulo 6


Avanzaron a buen paso, pero al paso de una mujer se entiende, dejaron la ciudad y comenzaron a ver cada vez menos casas y granjas. El camino de cemento fue reemplazado por uno de tierra y por este siguieron hasta que los cerros que se veían lejanos comenzaron a hacerse más grandes. Sean la oía quejarse del sol que le quemaba la nuca y que el camino le estaba empezando a hacer salir ampollas.
¿Seguro que no quieres ir por los caballos?- le había pregunto y ante cualquier respuesta recibió una dura mirada como si la hubiese insultado.
se dirigían al lago, a uno que estaba entre los cerros, era una laguna a decir verdad, pero era muy poco visitada por las personas, pues quedaba a una distancia considerable de la ultima granja poblada.
Poco a poco la maleza y los arboles fueron haciendo se mas espesos, excepto en la zona donde estaban marcadas las ruedas de las carretas y vehículos que transitaban por ahí, se habían encargado de que a través de los años la vegetación no se atreviera a crecer ahí donde seguro las ruedas y pies de caballos las aplastarían al primer brote.
A Sean le gustaba ir ahí, pues el verde era fresco y los arboles que no habían sido talados eran altos y ofrecían una agradable sombra ante el arreciante calor que irradiaba el astro que hacia rato había pasado su cenit. A Alejandra a pesar de todo lo que dijera también le gustaba ir ahí, no solo porque aprovechaban la oportunidad de que estaban solos, sino porque podían hablar sin miedo a que algún oído indiscreto oyera sus conversaciones.
Cuando finalmente llegaron al borde de lago, el solo estaba casi topando el horizonte. Sean descargo los bultos que llevaba sobre la espalda, casi todos eran de Alejandra, en realidad todos eran de ella, pues él creía que no era necesario llevar mas de lo puesto para sobrevivir a las frescas noches que ofrecía aquel paraje. Buscaron un buen sitio, bajo dos troncos gruesos que ofrecían protección contra el viento que llegaba de la orilla, sus ramas era tupidas y crecían en forma de una herradura, todas sus ramas caían hacia abajo y cada una tenían miles de hojas que brotaban de una delgada extremidad. Sabia que esos arboles se catalogaban con un nombre pero no lo recordaba en realidad nunca los recordaba los arboles eran arboles y con eso bastaba.

Alejandra tendió las mantas y extrajo los bultos que preparo para el viaje mientras Sean montaba, a regañadientes la única tienda que habían llevado. Una vez terminado encendieron una fogata y se sentaron a la lumbre a comer un pan con gruesas laminas de queso y una taza de café hirviendo.
Sean dio el primer sorbo y dio un sobre salto al tiempo que exclamaba una maldición. Demonios porque a las jodidas mujeres les gustaba el café a punto de ebullir.
-Ten cuidado no te vayas a quemar- fue todo cuanto ella dijo. Parecía que había un esbozo de sonrisa tras la tasa que le cubría la mitad del rostro, pero Sean no estaba seguro. Probablemente así era,- ahora cuéntame con más detalle que es lo que crees que se traen entre manos el robusto Harol en los temas de política.
-No lo se, cada vez que lo he estado siguiendo visita una estancia nueva con sus mejores trajes y sale rebozando una gran sonrisa al tiempo que los dirigentes lo adulaban en su camino al carruaje,-Dejo la taza a un lado.- eso es todo cuanto se y todo cuanto me importa saber, debo esperar el momento oportuno y hacer lo que se me pidio que hiciera.

-Esta bien pero no es necesario que pongas rabia en tus palabras, solo quería saber un poco más de ti-, dijo al tiempo que posaba su brazo sobre los de el y se acercaba a su cuerpo. La sentía cerca, muy cerca- Ayer me vino a visitar a mi sabes, me hablo del proyecto que tiene para el país... dejo de oírla, ¿para que fue Harol a ver a Alejandra? ¿Por que ella le contaba esto? no era para despertarle celos a él nada lo ponía celoso, aparte ellos solo eran amigos, bueno amigos que se "consolaban" constantemente, asi era como Alejandra había llamado a sus encuentros íntimos que tenian, ya por costumbre, tener cada vez que se juntaban, pero era su amiga y la queria, como amiga... - entonces yo le devolví la sonrisa y me pellizco el trasero prometiéndome que volvería la primera semana del mes entrante. No se bien para que me lo habra dicho pero...-, Sean la hizo callar poniendo sus labios en los de ella. No queria oir más, no, no eran celos los que sentia, no podian ser celos, tengo que concentrarme demonios, concentración era lo que necesitaba si quería matar pronto a Harol. Concentración. Olvido todo cuando ella comenzó a desabotonarle la camisa con esas manos tan finas y bien cuidadas que daría gusto tomarlas entre sus manos y besarlas cada mañana. Concentración. Que se proponía para el país, ese asesino de personas inocentes, ese maldito bastardo que le había usurpado a Altenia, ¡NO!, ella lo había traicionado. Concentración...

-¿Que ocurre?-
-Creo que me he enamorado de ti?-

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