Lo dejaré todo: Una copa de vino

Saturday, September 13, 2008

Una copa de vino

Capitulo 8

-¿Quién conoce el corazón de una mujer?- pregunto Sean al mirar a Alejandra dada vuelta de espaldas, después de una noche apasionada y reconfortante para ambos todo se arruino por un simple comentario y que mas encima era una broma. De seguro ahora apenas llegue a casa lo primero que hará sera contar todo lo ocurrido aquella noche a sus amigas, con lujo de detalles, las mujeres son expertas en contar todo con lujo de detalles. Algo ofuscado se respondió a si mismo. - Nadie si ni ellas se soportan- lo siguiente que vio fue el codo de la mujer hincándose en sus costillas, tan fuerte fue que el aire se salio de sus pulmones y por poco logro contener un grito de dolor, rezo para que solo fuese un golpe y no hubiese algo roto por dentro.

Y todo porque el había reconocido que había estado mirando a la camarera que serve las copas de vino en la taberna, ¡si solo había dicho que la miro!, la única reacción de la chica fue morderle el labio y girarse en la cama. ¡Ni que hubiese dicho una jodida mentira!, se enojan cuando uno es sincero y también cuando uno no lo es. Si, lo despellejaría en chismes con sus amigas.

Diablos, las mujeres se creerían cualquier cosa de un hombre siempre que fuese algo malo. Y cuanto peor fuera, más hablaban de ello. Había creído que su hermana y madre eran las únicas por las que tenía que preocuparse. Seguramente Sofia era otra. Pero ahora, nada más volver al campamento y, a estas alturas, Alejandra lo maldeciria de la cabeza a los pies. Breane se lo contaria a sus amigas y quizas a todas las mujeres del campamento. Había muchas, y, siendo como eran las mujeres, a buen seguro no tardarian en compartirlo también con los hombres y agregar frutillas y guindas al a esas alturas mentira absoluta. Esa clase de cosas no era bien vista en su pueblo. Una vez que se tenía fama de esto o aquello, quitársela de encima no era fácil.

De repente, vio desde una nueva perspectiva a los hombres que son las pobres victimas al vivir con una mujer. No, bueno no en realidad, quizas se estaba sobrepasando y exagerando sus ideas.

Debía calmarse y no encontró mejor forma de controlar sus pensamientos que girarse y apoyar su pecho contra la espalda de Alejandra, el calor de la piel y el aroma de sus cabellos le dieron la grata sensación de ahogarse en el placer. La chica no se quedo como si nada y empezó a mover su mano hacia el, bueno hacia un poco mas abajo, Sean se dejo llevar por la excitación y se apego aun mas a ella, hasta que su mano no comenzó a acariciar sus partes más bien las esta estrangulando. ¡Si, torturando!

-¡Jodida mujer!- grito Sean, acto seguido se aparto y comenzó a revolcarse mientras se frotaba sus partes maldiciendo y gesticulando insultos y otras cosas que apenas si lograba a articular bien. Las palabras se atropellaban en su lengua y apenas si lograba soltar una bien modulada, estaba a punto de girarse para vengarse de la misma manera en que fue humillado cuando noto que Alejandra estaba empapada en lagrimas pero riendo. ¡Se estaba burlando de él! ¡De él!.

- Ahora si, amor, estamos a mano, pagaste el precio que debías pagar por cometer acto de vulgaridad y ser un profano con la mirada.- dijo con un rostro rebosante de alegria con esas mejillas ruborizadas con tanto reír.

Sean quedo estupefacto, con la cara inclinada tratando de comprender.

-¿Para que pones cara de perro, que quieres que te explique? ¿eh?-, dijo mientras se agarraba la panza para contener la risa.

Definitivamente no se las puede entender, pensó Sean.

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